
Tenía razón Bermúdez, es bien curioso que ningún gobierno de UNASUR haya dicho absolutamente nada ante las agresiones verbales de Chávez. Si no es porque el ministro colombiano lo dice, los otros diez pasan de agache. Distinto del congreso brasileño, que se ha negado a aprobar en dos ocasiones el ingreso de Venezuela a Mercosur, nadie ha cuestionado la actitud camorrera del presidente venezolano. Eso deja al menos otras dos inquietudes: será porque no quieren perder sus obsequios y la apertura de sus mercados, o porque no se lo quieren echar encima y ser blanco de sus ofensas verbales? (recuerden que ya insultó una vez a los congresistas de Brasil); o una tercera opción sería que Uribe no les despierta solidaridad alguna?
Es también curioso que, como en las peleas callejeras que uno veía a la salida del colegio, haya tanto sapo azuzador o simplemente mirón. En esta situación de preguerra de alguna manera están presentes, de una parte, los Estados Unidos, e Israel (nada más y nada menos!), y de la otra están Irán, Siria, Bolivia, Cuba y Nicaragua. Estados Unidos necesita poner orden en el patio trasero luego de la “recocha” socialista que alienta Chávez con los últimos alientos de Castro; además no puede permitir que crezca tanto la influencia política de Brasil en el vecindario. Israel, por su parte, no descuida un segundo los movimientos de su archienemigo Irán cuya, penetración en Suramérica es evidente en los últimos cinco años gracias a su cercanía ideológica con Chávez. Células de Hezbolá se han detectado en la Guajira colombiana, y manifestaciones antisemitas se han dado en Caracas y Buenos Aires.
Como simples mirones permanecen Brasil y Argentina, que no son tan tontos como para comprar un pleito ajeno. Brasil lo último que haría sería involucrarse en una guerra, es un país de negociantes y su único interés es mantener su imagen y posición de potencia influyente en la región para poder seguir participando en las grandes licitaciones y negocios. Argentina todavía está averiada por lo de Las Malvinas y sabe que históricamente nada les encanta más a los ingleses que encontrar pretextos para entrar a pelear con quien sea, donde sea y por lo que sea.
Es posible entonces que Colombia se vea metida en un conflicto ajeno, no tanto por lo de la tensión Irán – Israel, como por que se trata de una lucha intestina venezolana. Chávez no es más que un asustapendejos que sabe que en un conflicto bélico sería militarmente humillado, por eso toda esta gritería que ha armado y algún pequeño rifirrafe que se produzca tiene dos propósitos: presionar el retiro de las bases porque teme que con la tecnología gringa pronto se tendrán las pruebas que confirman que no es más que otro Noriega, y crear un estado de conmoción en la frontera que le proporcione el achaque que necesita para nombrar, a dedo, gobernantes de su confianza en Táchira y Zulia, invocando razones de seguridad y soberanía. Para las próximas elecciones estos dos estados son claves para su obsesión por perpetuarse. No importa a qué precio ni en quién se joda. Es sólo cuestión de política interna. Chávez, con lo obtuso que es, incendia la casa con tal de matar una mosca.