
Es conocido el experimento que hiciera la facultad de sociología de alguna importante universidad norteamericana, al comparar los resultados que obtendrían dos grupos de estudiantes pidiendo limosnas en las calles de Nueva York, siendo uno de ellos integrado por alumnos vestidos como pordioseros y el otro por jóvenes con aspecto de adinerados. Obviamente ganaron los que aparentaron ser ricos.
“La plata llama a la plata”, es un refrán que hemos escuchado siempre y que nos enseña la paradoja del necesitado. Por eso cuando alguien va a hacer un préstamo bancario va lo mejor vestido posible ante el gerente. El crédito es recíproco: se le da al que demuestra que no lo necesita, por eso piden tantos requisitos sobre solvencia y capacidad de pago.La foto que ilustra esta nota (un zorro entre sus cazadores) dice que “cuando estés hundido entre la mierda, mira al frente (no agaches la cabeza), mantén la boca cerrada (sólo responde lo que se te pregunte) y no vayas a decir nada más.
El tema es una cruel e incontrastable realidad, el ser humano no está hecho para ser misericordioso, por eso tanta, tanta gente aparenta. El que dé señas de estar mal es devorado por la sociedad, como si estuviéramos entre una manada de tiburones: nadie puede sangrar.
1 comentario:
La sociedad lo obliga a uno a comer mierda y eructar pollo.
Publicar un comentario