
La baja en la cotización del bolívar es apenas un leve síntoma, es como una primera fiebrecita en un paciente que esconde el virus de la gripa porcina. La economía venezolana está gravemente, muy gravemente enferma, según se desprende de toda una serie de informes confidenciales preparados por bancos y organismos internacionales. El modelo socialista propuesto para hacer la “Revolución del Siglo XXI” fracasó desde hace años, pero el presidente Chávez por razones políticas se niega a reconocerlo ante sus connacionales y se empecina en seguir chicaneando ente el resto del mundo, lo que empeora las cosas.
Luego de haber anunciado hace tres años inversiones por US $56 mil millones para la ejecución del Plan de Siembra Petrolera, lo cierto es que hoy día PDVSA no tiene ni siquiera como sostenerse en pie. Es tanta su iliquidez, derivada de su pasivo de US $ 24 mil millones, que ha tenido que hacer cosas inusitadas como echar mano – abusivamente, por supuesto – de los fondos depositados en la caja de ahorros de sus empleados, así como de los fondos del Instituto de Prevención de la Fuerza Armada (IPSFA) y de la Caja de Ahorros y de la Corporación de Ahorro y Crédito (CACRE) para aliviar las deudas más inmediatas; obligar a sus proveedores a reducir en un 40% el valor de sus acreencias, amén de no reconocerles, caprichosamente, deudas por US $5 mil millones; rebajar gastos e inversiones en un 60%; reducir los gastos de nómina en un 20%.
No consigue efectivo en el exterior, estableció contratos para ventas a futuro con China pero los orientales le pagarán con armas. Ya no encuentra quien le preste, todos los bancos internacionales saben que los dineros que le den no se aplicarán a actividades productivas sino que se irán en pagar las enormes deudas por compra de armamento a Rusia y China. El presidente, por razones de orgullo personal más que de interés nacional, no puede quedarles mal a sus “amigos” (explotadores) vendedores de aviones, tanques, submarinos, satélites y otros juguetes.
Entre tanto, a Chávez se le llena la boca diciendo que tiene miles de millones de dólares en reservas para enfrentar la crisis, pero ya en 2008 se endeudó con casi 8.000 millones de euros de más. Venezuela gasta 50.000 millones de dólares en importaciones, que equivalen a los ingresos petroleros del país y de mantenerse el precio actual del barril este año el país no dispondría de fondos para ganar los intereses de la deuda externa pública. La estrategia de sumisión chavista por la vía del empobrecimiento total del pueblo, demanda muchos dólares para financiar las famosas “misiones”. Mientras Ie entra a dentelladas a las reservas internacionales – inclusive al oro -, el presidente babea al mirar las arcas de las pocas empresas privadas que subsisten, entonces cocina un terrible impuesto a las ganancias pensado para regir a partir del año que viene, piensa aumentar las obligaciones crediticias con programas públicos y elevar hasta el 30% el ‘encaje legal’, por igual para todos los bancos. Y les avisa: si ponen trabas a su paseíllo bancario, los montos de sus carteras obligatorias serán “transferidas a un fondo estatal”.
Las arcas de Chávez respiran sequía, hay total iliquidez y sed intensa de dólares en Miraflores, los cupos de Cadivi para tarjetas de crédito prácticamente desaparecerán, las importaciones provenientes de Colombia se reducirán a la mínima expresión, con lo que las actividades comerciales y aduaneras en Cúcuta pasarán serias dificultades y con ello el desempleo aumentará mucho. Luego de mirar esta rápida radiografía no deja uno de preguntarse qué acciones o planes de contingencia económica preparan los gobiernos y los economistas fronterizos para enfrentar esta situación. Las crisis son para aprovecharlas, no para padecerlas.
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