
Una amiga anda medio decepcionada de su novio y comienza a salir con alguien que recién acaba de conocer. Sus amigas le dan aliento y se ven más animadas por la nueva situación que la misma interesada. Me dice que “hasta ahora la cosa pinta bien”. Le pregunto entonces a qué le tiene más temor, a que el hombre le resulte:
a) Un patán ordinario que la trate mal
b) Un homosexual camuflado
c) Un vago vividor
d) Un borracho de malos tragos
e) Un mujeriego impenitente
f) Un traqueto o alguien en malos pasos
g) Un vicioso
h) Un neurótico energúmeno
i) Todas las anteriores
La chica, ilusionada ella, me dice que hasta ahora el candidato no ha dado muestras de estar incurso en ninguna de las anteriores causales de desgracia. Le digo entonces que la felicito y que no lo piense más: que dé el paso ( el sí al pretendiente). Hacemos una pequeña discusión con seis amigas y coincidimos en que aun hay muchos hombres que no clasifican en ninguna de esas ocho categorías. El que no es una cosa, es otra, dicen varias de ellas. Al preguntarles cuál de tales defectos consideran que es el peor en un hombre, todas, al unísono, gritan: que sea homosexual. Personalmente considero que todos ellos son desastrosos para cualquier relación. Creo que ninguno de nosotros quisiera tener un yerno o un cuñado así.