
El pendejo, como el marica, ¿nace, o se hace? Esto es algo sobre lo que la ciencia no se ha pronunciado de manera determinante. Personalmente creo que en el caso del pendejo, este nace.
Sabemos y conocemos tipos simplones, que no hicieron nada en esta vida diferente a acabar ropa y llevar una existencia plana y grisácea, a quienes su familia excusa con el pretexto de que tuvieron padres avasalladores, dominantes, etc. Ese es un pretexto poco válido, pues en ese caso lo que les faltó a esos hijos de padres así fue el espíritu, la chispa de la rebeldía para sacar a flote su propia personalidad y no mantenerla para siempre enterrada o subordinada a la voluntad o imperio de su progenitor.
Perdonen el ejemplo en primera persona, pero mi adorado padre fue un médico muy estricto y extraordinariamente culto (se leía al menos dos libros semanales, toda la prensa diariamente, suscriptor que devoraba revistas colombianas y francesas), con quien discutir era poco menos que una osadía: con una corta pero inteligente frase le derrumbaba a uno cualquier argumento; de no haber tenido ese espíritu libertario heredado de mi madre seguramente habría sido un ser opacado y apocado. Alguna vez, cuando perdí mi primer y único semestre de arquitectura en la Javeriana, mi hermana intentó defenderme de su ira diciéndole que yo me había portado juicioso. Él dijo entonces, ” eso es como el marido fiel, que vive aferrado a las enaguas de la mujer, pero que no sale a trabajar, que no produce. Es preferible un esposo que dé guerrita pero que responda por sus compromisos en el hogar”. Y sí. Tenía razón.
Se nos ocurre este tema al ver a cierto personaje caminante, que por andar siempre ufano de una supuesta gloria de su padre se olvidó de vivir. O mejor, vive a través de otro, de su padre.
Igual sucede con los maricas, argumentarse que el entorno es lo que les desvía, no es exacto. Si así fuese, la gran mayoría de los soldados, de los reclusos o de quienes trabajan en condiciones especiales (petroleros, mineros, etc.) sería homosexual, cosa que no es así. Si a un tipo por circunstancias o por entorno tiene una experiencia “antinatura” y le queda gustando, es porque nació con el chip homosexual y hasta ahora no lo había activado.
En conclusión, los pendejos y los maricas no deben ser excluidos por su condición, o al menos no deben sentirse avergonzados de ella. Sencillamente son así.