
El objetivo más importante de todo ser humano es llegar a ser feliz durante el mayor espacio de tiempo posible. ¿Cómo podemos ser felices? ¿Depende de nosotros mismos? He llegado a la conclusión que el camino hacia la felicidad pasa por ocho puentes que forzosamente debemos atravesar.
Una famosa canción de Cristina y los Stops titulada Salud, Dinero y Amor decía en su estribillo: “Tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor; el que tenga las tres cosas que le dé gracias a Dios".
No cabe la menor duda de que la salud, el dinero y el amor o el cariño de la gente que nos rodea son tres aspectos muy importantes para lograr la felicidad. Sin alguno de ellos el objetivo es inalcanzable. Pero puedo garantizar que una persona puede tener “las tres cosas y ser un perfecto desgraciado a lo largo de su existencia.
Llevo varios meses documentándome con libros y artículos sobre este tema. La bibliografía es tan amplia, desde la Grecia antigua hasta nuestros días que es prácticamente imposible tratar de leer un 10% de lo publicado.
De todas formas con Aristóteles, J.J.Rosseau, Adam Smith, Bertrand Russell (muy recomendable la lectura de “La conquista de la felicidad"), J.K.Galbraith, Alain Minc, José Ángel Fernández Gómez, Eduard Punset o “La Felicidad" de Richard Layard (de interesante lectura) y un centenar de artículos de prensa y revistas, creo que es suficiente para poder establecer un tronco común que marque el camino hacia la obtención de la anhelada felicidad.
He llegado a la conclusión que, como en el marketing-mix, alcanzar la felicidad depende de una serie de variables endógenas (riqueza, empatía, poder, envidia, altruismo, soledad, sexo, memoria…) y otras exógenas (genética, estética, salud, libertad…).
Por supuesto todas estas variables afectan en distintos grados a las personas, según la forma de ser y la educación recibida y, como decía Ortega y Gasset, “cada uno es él y su circunstancia, la felicidad depende de uno mismo y de su entorno.
Dicho esto, creo que el camino hacia la felicidad pasa por ocho puentes que forzosamente debemos atravesar:
1. Hemos de tener tan buena salud y adecuada genética, como mala memoria para los recuerdos desagradables.
2. Debemos hacer siempre lo que uno cree que debe hacer, sin perjudicar a los demás.
3. Hay que tratar que todo tu entorno, familia, amistades y compañeros de trabajo, te respete y valore.
4. Es fundamental ser generoso, altruista, disfrutando más dando que recibiendo. -Necesitamos de los demás y que los demás nos necesiten, por ello hay que eliminar de nuestro vocabulario la palabra egoísta.
5. Tenemos que ser empáticos o como dice Daniel Goleman en su libro La inteligencia emocional "hay que poseer un coeficiente emocional altamente positivo".
6. Debemos esforzarnos en ser lo menos envidiosos posible y no pasarnos la vida comparándonos con el resto de nuestros semejantes pues siempre existirá alguien que nos superará en cualquier aspecto. Es triste reconocer que el Duque de la Rouchefoucauld tenía razón cuando dijo “en la desgracia de nuestros amigos hay algo que no acaba de disgustarnos.
7. Es necesario estar sexualmente satisfecho, como debemos estarlo deportivamente, culturalmente…
8. Y, por último, hemos de poseer el suficiente dinero para poder cumplir los otros siete puntos sin dificultad. No se trata de acumular fortunas. Tan sólo debemos tener el suficiente dinero para que nadie nos pueda comprar, pero no tanto que nos permita poder comprar a los demás.
Es posible que se me haya escapado alguna variable, quizás, pero creo que estas ocho reglas son básicas para alcanzar la máxima felicidad posible.
* Ferran Martorell Economista y presidente de Sloganevents
Amable colaboración de Gloria Martínez G.