Servicio social

Alguien conocedor del tema dijo alguna vez que “con las mujeres, como con los libros, es toda una insensatez elegir sólo por la portada”. Nada más cierto, varias veces nos sucede que motivados por un buen diseño o un título impactante compramos libros que a las pocas páginas de comenzados dejamos a un lado porque nos parecen insustanciales. Este ejemplo, curiosamente va de la mano con la realidad: entre más culto es el lector, más exigente se vuelve; de hecho es reconocido que una cultura común entre la pareja mantiene más vivo el delirio por permanecer juntos.
Tras una buena fachada puede esconderse alguien inconveniente, y buenas fachadas es lo que abunda ahora con tanto avance cosmético y de cirugía estética. Traemos esto a colación a propósito del percance sentimental que está a punto de padecer algún buen amigo – casado él - que, como buen humano que es, se dejó dominar por el imperio de los sentidos y se ha enamorado perdidamente de una bella joven, con quien mantiene una relación desde hace ya algunos años. La chica al ver que nuestro amigo no se decide a divorciarse de su esposa se ha cansado de estar en la banca y se ha propuesto ser la titular con otro señor, ése sí divorciado pero sin mayores pretensiones en eso de reincidir conyugalmente (la tiene sólo de pasatiempo). El grave problema está en que ambos desconocen las andanzas de la joven y son grandes amigos entre sí!

Tremendo dilema el de todos, el de la mujer porque no sabe si será buen negocio soltar el bienestar económico que le ha dado el casado por apostar a un matrimonio bien incierto. Y el de ellos, pues ... nada. Ninguno habrá perdido nada pues nada tenían realmente, si fueron traicionados fue precisamente por eso: nada tenían.
A quienes nos han pedido que alertemos al primero de ellos, lamentamos decirles que preferimos seguir siendo su amigo, y que será mejor que la estrellada se la dé con otro. Lo más que podemos hacer es publicar esta nota con la esperanza de que la lea y tome sus propias decisiones. Claro, no faltarán las feministas que digan que eso es “castigo divino” por andar de infiel con su esposa. Pero señoras, recuerden que “errar es humano”, como dijera un pato bajándose de una gallina.