El senador demócrata John Edwards ha echado por la borda su carrera política de 25 años al admitir – luego de haberlo negado - que tuvo un romance con una actriz. Lo que no se le perdona no es lo de la mocita sino que hubiera mentido inicialmente al negarlo. Así funciona la cultura anglosajona.
Se imaginan ustedes que intempestivamente se aplicara algo así en Colombia? Cuántos congresistas permanecerían en sus cargos? Acá qué sería peor, la cantidad de amantes o de mentiras?. Estamos de acuerdo con que se sancione políticamente la mentira: cómo tenerle credibilidad a un conductor del colectivo social que sea mentiroso? Pero lo otro sí debería tener alguna especie de dispensa, bien se trate de un o de una congresista. Esos moralismos a ultranza sólo generan hipocresía en una sociedad.
Recuerdo que alguna vez un vecino nuestro, a quien su esposa echó de la casa tras descubrirle actividades extramaritales, angustiado nos decía a un grupo de condóminos en el parqueadero: “ pero qué vida es esta, ya uno no puede tener una mocita!”. Todos fuimos en bloque como intermediarios a negociar el regreso con la ofendida y el asunto se resolvió ….. por dos meses, hasta que el miserable fue de nuevo pescado infraganti.
Este cuento lo echamos para significar que las aventuras amorosas son inherentes a la naturaleza humana, no podemos pedir que nuestros humanos congresistas sean sexualmente probos, sería tan estrambótico como esperar un congreso de ángeles, arcángeles, querubines y serafines. Por lo de mentirosos sí, que los veten a todos, no quedaría ni uno.
Se imaginan ustedes que intempestivamente se aplicara algo así en Colombia? Cuántos congresistas permanecerían en sus cargos? Acá qué sería peor, la cantidad de amantes o de mentiras?. Estamos de acuerdo con que se sancione políticamente la mentira: cómo tenerle credibilidad a un conductor del colectivo social que sea mentiroso? Pero lo otro sí debería tener alguna especie de dispensa, bien se trate de un o de una congresista. Esos moralismos a ultranza sólo generan hipocresía en una sociedad.
Recuerdo que alguna vez un vecino nuestro, a quien su esposa echó de la casa tras descubrirle actividades extramaritales, angustiado nos decía a un grupo de condóminos en el parqueadero: “ pero qué vida es esta, ya uno no puede tener una mocita!”. Todos fuimos en bloque como intermediarios a negociar el regreso con la ofendida y el asunto se resolvió ….. por dos meses, hasta que el miserable fue de nuevo pescado infraganti.
Este cuento lo echamos para significar que las aventuras amorosas son inherentes a la naturaleza humana, no podemos pedir que nuestros humanos congresistas sean sexualmente probos, sería tan estrambótico como esperar un congreso de ángeles, arcángeles, querubines y serafines. Por lo de mentirosos sí, que los veten a todos, no quedaría ni uno.
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3 comentarios:
Totalmente de acuerdo con usted, pero vea la discriminación que hay: a la senadora cecilia López le han armado escándalo por un ex amor, y a Sandra Patricia Gutiérrez por que se divorció y tiene un nuevo amor como si no tuviera derecho a comer también, en cambio a los hombres no les dicen nada, hasta maricos travestis hay
Donde no hay justicia es peligroso tener razón, ya que los imbeciles son mayoria. Quevedo
SR. BLOGUISTA LAS MUJERES TAMBIEN PODEMOS DECIR: "QUE VIDA ES ESTA YA UNA NO PUEDE TENER UN MOCITO"??? Y SI LAS AVENTURAS SON INHERENTES A LA NATURALEZA HUMANA, PORQUE UDS NOS CUESTIONAN TANTO AL MOMENTO DE SER INFIELES?????.
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